Cada mañana, cuando salgo a caminar a los campos
en medio de los primeros rayos del sol,
volteo a ver al cielo y grito sin cesar tu bello nombre.
Y entre las nubes blancas de algodón
dejo latir fuertemente mi corazón,
para que esos latidos de amor sublime
lleguen hasta ti enamoradamente.
Sabes qué extraño todo de ti
y sabes que sin ti no se vivir,
porque recuerdo a diario tu mirada de amor
y los momentos que pasamos tú y yo.
Veo a diario las calles que caminamos
y busco la huella de tus pasos que habrás dejado,
busco también en mi cuarto el aroma de tu cuerpo
y abrazo mis almohadas como si fueras tú.
Y cuando la noche llega antes de dormirme,
platico contigo imaginando que estas ahí,
imaginando que cuando despierte
me darás un beso, como tú lo hacías siempre.
Pero no es así, ya te has ido
y tal vez en otros brazos buscaras el consuelo
de no verme más,
como yo lo estaré buscando, cuando ya te deje de amar.
Pero eso sí, te lo aseguro, que cada vez que amanezca
al salir el sol, la primera palabra de mi boca será
tú hermoso nombre, con la palabra te amo.
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