Muriendo entre el destino de mi soledad
y entre la tristeza que embriaga mi alma,
quiero decirte amor mío;
que nada mitiga el dolor de tu olvido.
Porque mis adentros ya murieron,
porque mis esperanzas ya se fueron
y se han perdido entre el horizonte,
han muerto, sin volver a verte.
Y es que nunca volviste,
aunque tantas y tantas veces;
clame a tu infinito amor
y tú nunca me escuchaste.
Me dejaste morir en el dolor…
Nada mitiga ya, lo que tú dejaste llorando;
ni tan siquiera, los últimos besos que me regalaste,
porque la miel tan dulce que había en ellos;
ya se ha secado, ya se ha borrado.
Por eso muero entre el destino que forme,
y entre las ilusiones que nacieron de mí,
entre besos enamorados llenos de pasión
y que ahora son nada,
porque el viento se los llevo.
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